Mama Ragua Occllo era la esposa
legítima del Inca y Señor del Tahuantinsuyo, Huayna Cápacc, aguerrido y buen
gobernante. En esta mujer bella y de carácter conciliador el Inca tuvo varios
hijos, entre ellos el primogénito Huáscar.
El Inca Huayna Cápac fue el undécimo soberano de la dinastía incaica. Incas -Historia y Cultura de las Civilizaciones Andinas María Lonchena -- Walter Alva |
El Inca poseía un carácter rudo y
nervioso al que iba unido un tacto militar muy avanzado y un tino diplomático
inigualable.
Algunos viajeros y sus chasquis habían
traído al Inca nuevas ( noticias ) de que en el reino limítrofe del norte ( Reino de Quito ) , había una
prosperidad asombrosa, pues las riquezas minerales y vegetales eran enormes,
las ciudades y las villas crecían llegando a ser casi parecidas a las de su
Imperio. Las artes , las costumbres, casi todo marchaba en forma vertiginosa
hacia el progreso.
Pero esta civilización adolecía de un
grave defecto, era débil militarmente.
Esto era ventajoso para el Inca
soñador y trágico, quién vivía alucinado en sueños de conquistas y de esta
posibilidad preveía la anexión de ese Reino por la fuerza a su Imperio.
El derecho y los dioses estaban con
quien poseía los elementos necesarios de la fuerza y de la audacia.
El Inca recordaba mientras le
relataban esta nuevas que ya hace muchos
años su memorable padre había tratado por todos los medios de conquistar el
reino limítrofe de Quito y someterlo a su gobierno y a las leyes del Imperio, ya por los medios violentos o la empresa
guerrera.
Pero
vanos fueron sus intentos, pues antepusieron a sus deseos las divergencias
domésticas de su Imperio.
El Inca
recordaba que en el pasado su padre había pedido en matrimonio al rey de Quito
a su hija Pacha, según decían bella,
generosa y magnífica para unirla en matrimonio con él.
A este
proyecto se interpusieron los nobles Orejones del Coscco y el
Willac Uma presagiando males y desastres al Imperio si se rompía la
tradición y las costumbres legadas por
sus antecesores y sus dioses.
El Inca
vislumbraba recién la oportunidad de invadir el Reino de Quito, debido a
informes militares que le trajeron. Asimismo sabía que la princesa Pacha era
querida en su reino por las gentes de su pueblo por su bondad y sobre todo por
ser una gran diplomática, ya que ella
era la única que mantenía en el reino la unanimidad de diferentes tribus
agrupadas a su mando; asimismo sabía que ella realmente era la que gobernaba ya
que su anciano padre era un símbolo o figura decorativa y que las decisiones
eran tomadas por ella. Era Pacha un
apoyo firme y efectivo para su padre y una esperanza fehaciente para el futuro
de su pueblo.
Por fin
el Inca, después de muchos preparativos, decidió emprender la conquista del
vecino Reino Norteño con intenciones de someterlo totalmente a su gobierno y a
las leyes económicas y políticas de su Imperio.
El Inca
partió al frente de sus aguerridas huestes, dirigiendo él personalmente la
empresa guerrera al frente de sus sin
par Cañaris. Estos soldados veteranos habían cubierto de gloria la frente del
Inca. Llevaba con él al indomable Atocc, héroe de cien batallas, puma de los
Andes y a otros generales de prestigio.
Mama
Ragua Occllo , mujer del Inca ,
quedó a cargo del gobierno ayudada por
el Willac Uma , los Orejones, parientes de su esposo y de ella. Fue una
verdadera madre para su pueblo, llegando
por sus dones a ser querida como nunca lo fue, ni como nadie.
Mientras
tanto, llegaban a la capital Incaria las nuevas de que la campaña llegaba a su
fin , pero se había tornado ardua, a pesar de la táctica desplegada por el
Inca, sus generales y la superioridad numérica, el pueblo quiteño se defendía
como pantera no queriendo agachar la cerviz ante el Cóndor altivo de los Andes.
Finalmente
las fuerzas del Inca arrollaron tenazmente a las huestes Quiteñas, y éstas
sorprendidas, llenas de pánico por haber sido mortalmente herido el rey, se
desplegaron en una retirada desastrosa.
El encanecido
Chimborazo fue mudo testigo
de la derrota de sus hijos.
La
dispersión fue terrible; el refugio de las huestes derrotadas fueron las altas
cumbres de las montañas, y la derrota era inevitable.
Llegó
al campamento del Inca la nueva de la muerte del rey de ese reino. Esto lo
decidió a proponer negociaciones con la princesa Pacha.
La
princesa aceptó el matrimonio, al menos para salvar el honor de su pueblo. El
Inca envió presentes de toda clase.
Por fin
la lucha se troncó en un entendimiento admirable, pues el Inca tomó por esposa
a Pacha y se unieron los dos reinos.
El
matrimonio inesperado fue recibido en el Cosco hiriendo el corazón de Occllo,
pero la resignación dominó su alma y no
tuvo sino el valor de soportar los caprichos de su esposo, amo y señor.
La
suerte de América Hispana estaba echada en el tapete de la Historia, pues,
dicha unión de Pacha con Huayna Capac
era en verdad un triunfo del presente; pero significaba a la larga una derrota,
ya que de las consecuencias de esa unión nacería el fruto de la discordia que
causaría la disensión en la unidad del
Imperio, facilitando el advenimiento de una civilización extraña y audaz que
oprimiría a esos pueblos por más de
cuatro siglos .
Huayna Cápacc quedó prendado del clima
del país y más aún de la bella coya.
Formó su corte en Quito y trajo a ésta la mayoría de sus cortesanos y
parientes. En Pacha el Inca tuvo un hijo, éste fue Atahuallpa.
Desde
entonces la semilla de la discordia fue sembrada, desarrollándose a medida que
transcurrían los años. La legitimidad del heredero al trono estaba en
discusión.
Los de
Quito pretendían la de Atahuallpa y los del Cosco la de Huáscar. Mas el destino
implacable e incorruptible daría su fallo final y extraño.
Mientras
Huáscar crecía bajo el ambiente de las costumbres cortesanas, livianas y
cómodas llegando su corazón de esa manera a adquirir docilidad e indecisión
extrema, mientras Atahuallpa se desarrollaba vigorosamente adquiriendo conocimientos guerreros bajo la férrea dirección de los más
hábiles generales de su padre, en
especial del intrigante Quizquiz, Cacique
de los Urcco Catal Cañaris.
El Inca Huayna Cápac fue el undécimo soberano de la dinastía incaica. Incas -Historia y Cultura de las Civilizaciones Andinas María Lonchena -- Walter Alva |
Murió Huayna Cápac llenando de luto el corazón de su Imperio.
Entonces
Huáscar desde el Cosco, aconsejado por los nobles que según le decían él era el
primogénito y tenía como tal el derecho legítimo al trono y al mando de todo el
Imperio, envió parlamentarios a su medio hermano y pidió a Atahuallpa
reconocimiento como a Jefe o Inca y ofrecióle el mando de una parte sus
ejércitos y la gobernación de una de sus vastas
provincias
del Sur. Huáscar, en forma solemne entregó un champi de oro al que presidía la embajada como prueba de que
concedíale el mando de Quito al noble Huancca -
Auqui.
Atahuallpa por toda respuesta encarceló a los
enviados de su hermano y en cambio envió
al Cosco al noble Quillac o Yupanqui que era estimado y querido por la familia
imperial, con la misión de decir a Huáscar :
“ Me
causa risa un mensaje proponiéndome la paz y el sometimiento que él mismo se ha
encargado de quebrantar. Cuanto se me
propone como gracia o merced de mi hermano gózolo ya como don recibido de mi
padre y como derecho afianzado por mi esfuerzo
y el de mis valientes soldados.
Nada
puede concederme el que ha usurpado mi título y mi gobierno contra la voluntad
del Emperador difunto y los augurios de los Huaccas revelados por la Calpa.
Quien puede conceder gracias y mercedes soy yo, proclamado Inca por una
nobleza legítima y lejos de aceptar graciosos consejos exijo a mi vez el
reconocimiento de mi soberanía y el pleito homenaje que me deben Huáscar y la Corte del Cosco en la que pronto me
presentaré a recibir la Mascaipacha de manos del Willac Uma como legítimo dueño del Imperio de mis padre”
Tabla pintada al óleo por un artista anónimo del siglo XVIII aparece Atahualpa, el decimotercer soberano de la dinastía incaica. Incas -Historia y Cultura de las Civilizaciones Andinas María Lonchena -- Walter Alva |
En el
Cosco se festejó la llegada de dichos emisarios como hasta entonces no habíase
visto. El pueblo festejaba con delirante alegría, con los cantos festivos y los
sones de los bailes sensuales de la corte.
Las
medidas conciliadoras de Ragua Mama Occllo no surtieron el efecto esperado,
pues negáronse los embajadores a llegar a un acuerdo, salvo el del sometimiento
total y definitivo del Coscoa Quito,
manteniéndose inflexibles y cumpliendo estrictamente lo que Atahuallpa
había ordenado.
En
vista de la intransigencia de Atahuallpa , Huáscar se vio obligado a enviar
parte de sus huestes al mando de Huancca
Aunqui ( hijo ) en busca de
aquél. Al ver la superioridad numérica
de las tropas del General Quizquiz que se había detenido en Huanca, Huáscar se
vio obligado a salir del Cosco en ayuda del resto de sus tropas. Mas,
Atahuallpa hábil general y guerrero , quería precisamente eso, cosa que de esa
manera suavemente podía atacar a la Ciudad Imperial que estaba con escasa
defensa militar por retaguardia. Al conocer que Huáscar se dirigía con sus
tropas por el centro en su busca, Atahuallpa mandó a su general Calcuchimac por la costa, para que avanzando éste
sorprendiera a la altiva Ciudad Sagrada y encerrase a Huáscar entre dos fuegos.
Este movimiento envolvente mantuvo, como esperaba Atahuallpa , a Huáscar
inactivo esperando decidirse en alguna forma, lo cual facilitó ampliamente el
plan de Atahuallpa. Pues, Calcuchimac se
presentó avanzando rápidamente cerca de la Ciudad Incaria.
Sabedora de esto Ragua Occllo se aprestó a la defensa .
Adelantáronse
las huestes Imperiales al encuentro de
las de Atahuallpa comandadas por Calcuchimac
hacia Chitapampa.
Los dos
ejércitos se encontraron a distancia respetable, no atreviéndose a dar la batalla, pues probábanse ambos las fuerzas y venía el
alcance de sus operaciones.
Los
Cosquences dominaban las alturas,
teniendo como baluarte la fortaleza de Sacsayhuamán y Kenko , mientras Calcuchimac dominaba las laderas y cerros de enfrente teniendo
como único baluarte las montañas serenas
y agrestes donde estaban. La
indecisión era terrible para ambas
partes, no atreviéndose ninguno a tomar la iniciativa.
El
tiempo transcurría raudamente y Calcuchimac, temiendo que Huáscar volviese
al Cosco en ayuda de esta Ciudad, apuró
el ataque.
Una
noche serena irrumpieron la llanura los
ejércitos Quiteños tomando la iniciativa. La lucha fue titánica; el cóndor
altivo del Cosco no agachaba el penacho,
mas…el destino impuso después de ardua lucha
los laureles al general de Atahuallpa , regalándole una victoria audaz.
Calcuchimac ingresó
a la Ciudad Imperial cometiendo con los vencidos una serie de atropellos
y saqueos sin nombre, llegando con furor satánico y sádico a violar a las
nobles. El General apeló a los medios más horrendos de crueldad con la familia
Imperial.
La
reina madre Mama Ragua Occllo presenció con resignación y entereza estos
atropellos, llegando a exclamar…condenándolos con estas palabras:
“ Jamás
el Creador de todas las cosas Inti
Viracocha ha dejado el crimen impune”.
A pesar estas palabras
pronunciadas ante la faz de los conquistadores, con entereza y orgullo, no hizo
cambiar la decisión altiva y cruel de los vencedores para con los vencidos, quienes
dieron muerte a la mayoría de los nobles
y a las coyas que acompañaban a la familia Imperial.
Todos
estos vejámenes soportó la reina madre con dignidad sobrehumana, con estoicismo
inigualado, como sólo los de su raza saben soportar en los momentos amargos de
la vida.
Por
fin Huáscar, obligado por la fuerzas, era vencido y hecho prisionero. Fue
conducido y encerrado en una fortaleza de
granito en la cumbre de una montaña elevada.
Mientras
viviese Huáscar la ocupación del trono por parte de Atahuallpa peligraba;
entonces pensó la manera de matarlo y
envió emisarios quienes le dieron muerte
despiadada y trágica arrojando su cuerpo
a las aguas turbulentas del río Andamarca.
Poco
antes de la muerte de Huáscar la reina madre Occllo envió emisarios a
Atahuallpa ofreciéndole poner : “ todo el oro que habían ocultado sus
sacerdotes y nobles a sus pies, si dejaba libre a su idolatrado hijo” .
Mas
esto no hizo cambiar la decisión de Atahuallpa y la sangre de su hermano manchó
las páginas de la historia.
Inca Huáscar hecho prisionero por dos soldados por orden de su hermano Atahualpa. El Inca tiene las manos atadas por detrás de la espalda y una cuerda al cuello. El guerrero de la derecha, armado con una larga lanza, toca el pututo ( strombus ) para comunicar la captura. Incas -Historia y Cultura de las Civilizaciones Andinas María Lonchena -- Walter Alva |
La oferta de mujeres era un medio habitual para obtener favores, reforzar alianzas o negociar la paz. En este grabado observamos un dignatario del Inca presentando a dos doncellas durante una negociación con los españoles. Incas -Historia y Cultura de las Civilizaciones Andinas María Lonchena -- Walter Alva |
Corría
la nueva ( noticia ) por el Imperio de que “Viracochas”
de barbas blancas y de doble cuerpo habíanse internado en número
regular en territorio incaico. Los quechuas de la Ciudad Imperial creían que
los dioses enviaban emisarios para vengar la
sangre sagrada de su Inca Huáscar vertida
vilmente.
La
muerte de Huáscar conmovió profundamente
el corazón de Occllo y la desdichada
madre huyó desconsolada a su palacio
solariego ( se cree que a Yucay ) a llorar la muerte de su amado hijo.
Vivió
hasta que vio cómo su obra y la de su amado esposo, el Imperio construido con
admirable y férrea voluntad, sacrificios, siglos, sudor y sangre se derrumbaba.
..
La
profecía se cumplió : “ Viracocha no dejaba el crimen impune”. Atahuallpa era
víctima de los ultrajes de los invasores blancos en Cajamarca, por quienes fue
condenado a morir.
Atahuallpa
murió dejando una sentencia de consolación
para su mundo de :
“usos
son de la guerra vencer y ser vencidos”.
Era el
fin del Imperio. La desdichada Mama Ragua Occllo sufrió como ninguna otra …
siendo testigo del desastre del Imperio Incaico y del advenimiento de un dudoso
y nuevo destino para su pueblo.
La
historia, implacable justiciera, sabrá juzgarla como a madre y como a Reina.
En esta imagen de Huamán Poma de Ayala, Atahualpa aparece sentado con las manos y los pies atados, durante su encarcelamiento previo a la ejecución. A su lado está sentado un miembro de la guardia de Pizarro. Historia y Cultura de las Civilizaciones Andinas María Lonchena- Walter Alva |
Leyendas andinas
1957
Mi madre me regaló este libro de Leyendas Andinas hace mucho tiempo _mucho tiempo_
era suyo, ahora es mío y he querido compartir la leyenda de Mama Ragua Ocllo ( versión un poco resumida) porque se habla siempre de los Incas pero las reinas de la dinastía incaica permanecen en las sombras de la historia.
Acompañada de un conjunto de danza, Ana Condori Sulca (Siwar Q'ente)
grabó este video en los restos arqueológicos de Pachacamac.
Dir. William Orozco.
Dir. William Orozco.
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