La historia de la arquitectura es, ante todo, la historia de las concepciones espaciales. La arquitectura no es tan solo arte, ni sólo imagen de vida histórica, es también y en primer lugar, el escenario en el cual se desarrolla la vida, ya sea esta la vida de una familia, de una administración o de un museo, como es el caso del Palacio de Superunda que se convirtió en el hogar del pintor italiano Guido Caprotti, y en la actualidad es el Museo de la Colección Caprotti.
Al recorrer las calles de la antigua ciudad de Ávila, nos guiará hasta la Plaza Corral de las Campanas, -muy cerca del Convento Carmelita de Santa Teresa- donde se encuentra el Palacio de Superunda, conocido también como el Palacio de Ochoa Aguirre, una mansión del siglo XVI, que nos señala cuál fue una de las etapas de esplendor de este núcleo urbano, el siglo XVI, pues como afirmó el literato Azorín : “Ávila es, entre todas las ciudades españolas, la más del XVI”.
La casa-palacio construida por el regidor Ochoa de Aguirre a finales del siglo XVI, es ejemplo más evidente en Ávila, de los planteamientos arquitectónicos preconizados por Juan de Herrera, y cultivados, ilustrados y desarrollados en el Monasterio del Escorial.
Entre 1580 y 1600 se llevan a cabo el grueso de las obras, y se termina de construir la casa, y como la mayoría de edificaciones de la ciudad, también se aprovechó otros edificios ya existentes, esto marcaría la distribución irregular de la planta. Según María Teresa López Fernández, las obras abarcaron todo tipo de reformas tanto de albañilería como de carpintería.
La fachada no se comenzó hasta 1595, dos años después de terminar la escalera encargada a los maestros de cantería Simón Martín y Pedro Pescador, terminándola el maestro Juan Vela a la muerte del primero. Poco tiempo después el mismo Juan Vela se encargó de la construcción de la fachada de la mansión.
La fachada principal, de sillería granítica, es de una pureza y equilibrio de líneas horizontales y verticales sobrecogedora. Las dos torres, con su silueta de castillo urbano, moderan simétricamente el exceso apaisado de líneas y rematan con esbeltez el juego matemático de las proporciones.
La armónica ordenación de los vanos es simétrica y decreciente en descenso.
La portada principal se abre a un lado. Es una puerta adintelada, carente de ornamentación y muy plana: escuetas molduras rectas que se repiten en los vanos del cuerpo principal.
Toda la decoración se reduce a motivos heráldicos con volutas que se colocan encima de los vanos abalconados.
El balcón situado sobre la puerta de ingreso exhibe, a mayores, dos escudos laterales sencillos. Todo el conjunto respira una gran severidad de fuerzas y se expresa en calculados ritmos de cadencia numérica.
Al interior del palacio, un amplio zaguán da paso al patio cuadrangular con tres crujías, sustentadas por sencillas columnas de orden toscano. Una escalera palaciega de dos tramos comunica el patio con el piso superior.
Sobre el descansillo del primer trecho, un pequeño relieve representando al Salvador atribuido por Gómez –Moreno a Vasco de la Zarza. En torno al patio, en el piso superior se encontraban las dependencias señoriales.
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Las diferentes dependencias del servicio, como cocinas, almacenes, caballerizas, etcétera, se distribuían en la zona inferior.
El Palacio de Superunda que en la actualidad cobija el legado pictórico de Guido Caprotti, es el resultado de un programa edilicio, de la situación económica tanto del país como de los individuos que promovieron su construcción, de sus relaciones sociales, de sus costumbres, de sus sueños, de sus mitos sociales, de sus aspiraciones, de sus credos religiosos.
La mansión palaciega también es el fruto de factores técnicos, de la industria constructiva, de la mano de obra disponible, del nivel cultural de sus mentores y la capacitación de sus creadores.
El siglo XVI aspiraba al espacio absoluto, pero en el caso de la casa del regidor Aguirre, la adaptación a las construcciones preexistentes sobre las que se alzó la casa impedían esa aspiración. El resultado fue un mestizaje entre las viejas y las nuevas soluciones espaciales.
Finalizo con una parte del texto que se indica en el folleto – guía del Palacio de Superunda : “en Ávila, afortunadamente, la experiencia espacial propia de la arquitectura tiene su prolongación en la ciudad, en las calles y en las plazas, en la vieja trama urbanística que debemos disfrutar y preservar si queremos que nuestro rico pasado siga siendo en el futuro, patrimonio de la humanidad”.
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Palacio de Superunda - Colección Caprotti ( Ávila ) - Colección reinas de España, obra - retratos miniaturas, de Laura de la Torre - |
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Palacio de Superunda - Colección Caprotti ( Ávila ) - Colección Reinas inglesas, obra- retratos miniatura, de Laura de la Torre - |
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Palacio de Superunda - Colección Caprotti ( Ávila ) -Retrato de Laura de la Torre, esposa de Guido Caprotti - |
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Palacio de Superunda - Colección Caprotti ( Ávila ) - Retrato de Laura Hernández, de Joaquín Sorolla. |
“¡Arquitectos, escultores, pintores, todos debemos volver a la artesanía!
Pues no existe un arte como profesión. No existe ninguna diferencia esencial entre el artista y el artesano.
El artista es un perfeccionamiento del artesano”.
Walter Gropius, arquitecto, urbanista y diseñador alemán fundador de la Bauhaus
(1919 ).
Fuentes :
Información del Ayuntamiento de Ávila - Concejalía de Patrimonio - Área de Servicios a
a la Ciudad, Turismo y Patrimonio.
Artesanía Tradicional de España ( Atlas Ilustrado- Editorial Susaeta )
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